miércoles, 6 de abril de 2011

35 KM DE RUTA EN MOUNTAIN BIKE. LAURA SANZ (1ºBACH)

No vamos. Fue lo primero que pensé cuando me desperté
 sobre las siete y subí las persianas. Miré el cielo y estaba oscuro, supuse que llovería y que nos quedaríamos en el colegio dando clase.
Llegué puntual al patio y ya estaban algunos de mis compañeros. Todos con caras de ambigüedad, seguíamos sin saber que seria de la excursión. Por fin nos reunimos todos y nos confirmaron que asistiríamos a pesar del mal tiempo.
En el autobús íbamos todos cantando, sin ser conscientes del frio que íbamos a pasar y de lo duro que sería dar pedales bajo la lluvia. Pero llegamos y vimos el precioso paisaje y poco a poco se nos despertaron las ganas de bajar y sentir el aire fresco de la montaña en la cara. Los monitores estaban motivados, y yo creo que eso nos ayudó, calentamos todos juntos y cogimos las bicis para comenzar una ruta inolvidable.
El comienzo no fue duro, de vez en cuando había una cuesta pero las superamos sin dificultad. Pero pasó lo que todos temíamos: comenzó a llover. Nos paramos decepcionados para ponernos los chubasqueros y seguimos pedaleando. Fue inolvidable. La lluvia te daba en la cara mientras todos avanzábamos al compás y formábamos una sola bicicleta. Aunque el chubasquero te protegía  de las gotas de agua las notabas y disfruté, disfruté bastante de esa nueva sensación.
Tras unas paradas cesó de llover. Para mí este fue el tramo más duro. Me adelante a mis compañeros, iba sola mientras el aire soplaba fuertemente en contra mía, me frenaba y ralentizaba mis pedaladas.
 Pronto esto cambió, y llegamos a la última parte. A la izquierda, pueblos, a la derecha explanadas de campo.
No me importaba cuando quedase, yo estaba disfrutando al máximo. Mi mente, despejada, y a la vez centrada en no perder el ritmo.
Y cuando menos me lo esperaba, llegué al final, exhausta, tiré la bicicleta y me bajé. Me temblaban las piernas y tenía mucha hambre. Me senté junto a mis compañeros para comer.
Cuando repuse mis fuerzas, reflexioné acerca de los 35 km que recorrimos y me sentí orgullosa, orgullosa de mi misma. Al final fue un día increíble.

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