viernes, 3 de junio de 2016

Igualdad y Deporte

Aunque cada vez se avanza más, aún estamos lejos de conseguir la igualdad. Las categorías femeninas tienen menor relevancia que las masculinas: un futbolista puede vivir del fútbol, incluso ganando una gran cantidad de dinero, pero para una mujer no es fácil llegar a ganarse la vida con el deporte. 
La media de ingresos de los jugadores de los equipos masculinos más famosos es de 9 millones de euros, mientras que las futbolistas con suerte pueden llegar a mileuristas. En España, las futbolistas tienen que compaginar el deporte con estudios o trabajo para ganarse la vida.
Las mujeres encuentran muchos obstáculos a la hora de practicar deporte. Algunas sociedades se oponen a que la mujer practique deporte, como la saudí, que afirma que la virginidad de las niñas se ve afectada por el exceso de movimiento y los saltos, o que contribuyen a su corrupción moral. O sin ir más lejos, las niñas que juegan con chicos en la calle o colegios son mal vistas por algunas personas o increpadas por sus adversarios masculinos, que por “su pensamiento machista” no pueden tolerar que una chica les gane.
El mito de la fortaleza del hombre y la debilidad femenina carece de credibilidad cuando se observa cómo en países del tercer mundo un gran número de mujeres se dedican a faenas agrícolas, que exigen acarrear pesadas cargas y realizar penosos esfuerzos, mientras que son solo hombres quienes se ocupan de la tareaque no requieren fuerza física.
Además, el mundo está hecho a medida de los hombres. Incluso los objetos de uso cotidiano están adaptados a sus medidas medias. Y la manera de llegar a ciertos objetivos está marcada por los estándares masculinos. En el deporte también tenemos estos ejemplos, incluso en la forma de llevar a cabo los entrenamientos.  Estas formas de entrenar normalmente estarán basadas en la experiencia del hombre en el deporte, quizá no tenga los mismos resultados/beneficios en una mujer con una configuración corporal diferenteEs posible que se necesitase entrenar de forma distinta para lograr el mismo objetivo. Tal como se hace en el entrenamiento personal, adaptando cada ejercicio al deportista que en ese momento entrena y teniendo en cuenta sus propias capacidades físicas e incluso psíquicas. 
Nada debería impedir que las mujeres pudieran competir con los hombres en el deporte, si así lo desearan y se clasificaran junto a ellos. Sería fácil crear una categoría mixta donde compitiesen deportistas sin importar el sexo al que pertenecieran. Al principio, podría ser conveniente proporcionar un listado de resultados generales, uno de resultados femeninos y otro de resultados masculinos. Seguro que tendríamos más de una sorpresa femenina en los primeros puestos de la general. Ahí está el ejemplo de la futbolista mexicana Maribel Domínguez Marigol, que, tras hacerse pasar por un chico para jugar en su país en equipos juveniles masculinos, solicitó a la FIFA jugar al fútbol con los hombres y le fue denegado. Es imprescindible que se haga lo necesario para equiparar a las mujeres y a los hombres en las posibilidades deportivas. 
Además, la participación femenina puede incidir en desvincular la violencia del deporte especialmente en lo referente no a los deportistas, sino a los espectadores.

Escrito por: Etna Nebreda  3ºESO
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario